martes, 31 de mayo de 2011

Diecinueve nombres


Es difícil encontrarle un ángulo nuevo a un lugar tan común. La rambla de Montevideo, cliché de los clichés. Pero no por nada un espacio pasa de vulgar a icónico.

Con sus 22 kilómetros de extensión que, partiendo del centro capitalino hacia el este, bordean nueve barrios montevideanos, la rambla es, desde principios de 2010, parte de la lista de los lugares emblemáticos que pelean por conformar el consagrado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Del otro lado de la vida cosmopolita: el Río de la Plata. Y en medio, nueve concurridas playas –en temporada estival–. El resto del año sobran los deportistas, los pescadores, los jubilados, los perros, los desempleados y los profesionales del mate.

Tan variado contenido no cabía en un solo nombre y por eso la rambla actualmente responde a 19 denominaciones distintas. Desde países –Perú, México, Chile, Francia y Armenia- pasando por algún personaje histórico –Baltasar Brum y Tomás Berreta- hasta protagonistas universales –como Franklin Roosevelt y Mahatma Gandhi-, entre, demás está decirlo, 10 otros.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Mis amigos Adrian, Ariel, Nico y Lola


El "viajero de hostel" es especial. No suele saber a dónde va, por cuánto tiempo o, sencillamente, dónde está.

Ideal para que una estudiante de Comunicación le interrumpa el desayuno ofreciéndole sus precarios servicios de guía turística a cambio de sacarle un par de fotografías siendo eso que es, un turista. Así llegué al Hostel El viajero, en la Ciudad Vieja. Los que se desperezaban entre sorbos de café eran Adrian -así, sin tilde, porque es en inglés-, Ariel, Nicolás y Lola. De Australia el primero, Argentina los dos que le siguen y francesa la última.

Claro, encantados, of course.

Y salimos a "conocer Montevideo". ¿A dónde ir teniendo algunos -Lola- solo un par de horas que matar antes de tomarse el ómnibus a Colonia? Primero, a la lavandería, a encargarse de los "trastos sucios" que arrastran desde Brasil o Argentina o Chile, dependiendo del caso. Y, estando ya en la calle Andes, ¿cómo no seguir bajando hasta la rambla? Ahí hicimos un par de cuadras más, hablando del problema global de la educación, los gobiernos de derechas e izquierdas y la costumbre rioplatense del piropo, teniendo como únicos testigos a las gaviotas -a esa hora, esa altura de la rambla está desierta-. Acortamos camino por la calle Colón, adentrándonos en el barrio Palermo Sur, con sus murales candomberos. Unos pocos pasos más y la Policía turística nos obligaba a esconder las cámaras, "por precaución". Y sin darnos cuenta estábamos en la entrada del Mercado del Puerto, clásico de clásicos. Y se hicieron las 12 y me tuve que ir a marcar tarjeta.

martes, 17 de mayo de 2011

5.760 horas

Dos horas al día, cuatro días a la semana, por quince largos años, suman 5.760 horas. Y cada segundo vivido con la intensidad y dedicación de la primera clase, en la que tenía solo 6 años. Claro que no siempre fue así, tan exigente. Empezó, como todo, de a poco. Un par de horas por semana y después un poco más y después un cambio de academia de ballet, porque, en tantos años, la posibilidad de que la maestra de los primeros pliés se jubile aumenta. A solo un año de presentarse en un llamado de la Compañía del Sodre, la única en Uruguay, y quedar entre las últimas de la lista -pero, por cuestiones de presupuesto, no hacerse de un lugar-, la bailarina reflexiona:"capaz que fue lo mejor, porque si quedaba y los horarios me coincidían con los de facultad, ¿qué hacía?".

Inés Carriquiry tiene 21 años y estudia Diseño de modas en la ORT. Está en su cuarto año, el penúltimo de la carrera. En un algún momento será licenciada y, como tal, hará de su tiempo lo que más quiera. Nada dice que no será el ballet.

martes, 10 de mayo de 2011

Primera entrega, segunda parte


2.1) Fotos de la prensa nacional:

El pide foto de la imagen de La diaria se lee así:
El ministro Luis Rosadilla, ayer (la foto se publicó hoy), durante la reunión que mantuvo con la comisión de Defensa del Senado.
También para La diaria, en este caso de las manos de Ricardo Antúnez, foto de unos bañistas intentando salvar a una ballena encallada en la playa Anaconda del balneario La Paloma, departamento de Rocha.

El encuadre de esta imagen es el más distintos. No hay un protagonista, sino muchos. De tener que elegir solo a uno, éste dependerá de la selección del espectador. Y la lectura que quiera hacer de la historia.
Como fotógrafo, no me dice en qué debo centrar mi atención. Y esa libertad me gusta.

Cristóbal Manuel, Premio Ortega y Gasset de fotografía 2011, El País de Madrid.

"Es una fotografía que resume el desastre de Haití", sintetiza el propio autor. Tomada el 4 de febrero de 2010, días después del terremoto, abusando de los clichés: la imagen vale más que mil palabras.

Creo que las dos fotografías tienen mucho en común. Un elemento central, un personaje, y la devastación de fondo. Pero, de forma paradójica, las dos imágenes me transmiten esperanza. En donde no hay nada, o en donde todo se acaba, el hombre permanece.

lunes, 9 de mayo de 2011

Fotoperiodismo II

Como primera entrega, una breve selección del trabajo anterior.

A continuación, algunas imágenes de la Plaza Zabala y la peatonal Sarandí, en plena Ciudad Vieja montevideana.




Es difícil explicar por qué nos gusta una foto. Seguramente porque entender esa elección tiene mucho que ver con comprenderse a uno mismo. Y si eso fuera tan fácil de resumir en una frase, perdería gran parte de su encanto.


En la Ciudad Vieja conviven los opuestos de la manera más armónica. Al punto que no es hasta que se sacan esos elementos de su contexto que uno cae en lo realmente insólito de la cuestión.


El contraste me encanta, en la acepción más mágica del término. Pero, en este caso, lo que me fascina es su capacidad de pasar inadvertido... hasta que uno le saca una foto.