viernes, 11 de mayo de 2012

Puertas

Tengo que confesar que las entrevistas me generan sentimientos muy encontrados. Aproximarse a un otro totalmente diferente, entendiendo este acercamiento como un acto casi psicológico, me parece apasionante. -Poder vivir de eso, casi increíble, por no decir imposible, pero, por favor, dígale “no” al pesimismo antes de siquiera arrancar-.

Ahora, aproximarse a un otro totalmente diferente, que no tiene idea qué esperar de uno ni uno de él, en un acto tan íntimo como lejano, también me espanta. A veces, hasta las lágrimas.

Dicho esto, esta es la historia de una gran historia: la de Tama Ríos. Ella, cantante y afrodescendiente, de una personalidad tan atractiva como intimidante, no mira a los periodistas con buenos ojos. Tampoco con malos, pero al principio es una persona, digamos, desconfiada. No es para menos.

Dueña de una vida fascinante, llena de idas y vueltas, las imágenes que han proyectado los medios de Ríos le desagradan más veces de las que le gustaría. Ex inquilina del hoy extinto conventillo Medio Mundo, el pecho de Tama se hincha de orgullo cuando le preguntan por su infancia, pero no siempre la lectura que hace un reportero de esa pasión la termina convenciendo.

En mi defensa, cuando se nace quince años después de los hechos consumados -el edificio fue desalojado el 3 de diciembre de 1973-, la insensibilidad del periodista no se justifica, pero, por lo menos, puede ser un poco más "entendible".

Con todo, la conversación que mantuvimos por teléfono, sin conocernos de nada, fue más o menos así:

-Hola, sí, ¿hablo con Tama Ríos?
-Sí, soy yo -con voz de lo que no parecía ser un buen día-¡quién es?
-Ah, hola. Sí, bueno, mi nombre es Francisca y soy estudiante de Periodismo. Me dio tu número Ivonne Quegles, la concejal del barrio.
-¡Ivonne? -me contestó una recelosa Ríos.
-Sí, Ivonne -ya un poco más tímida- Bueno, estamos haciendo un trabajo sobre el Medio Mundo y nos gustaría hablar con usted si le...
-¡Vos quién me dijiste que eras?  

Y de ahí, solo barranca abajo. “¿Que quién sos tú para hablar del Medio Mundo? ¡Que es mi vida! ¡Que la importancia del respeto! ¡Que hoy nadie sabe lo que pasó ahí adentro!”. Mientras, desde el otro lado del tubo, Tama recibía solo balbuceos. Pero la entrevista terminó teniendo fecha y hora, y a mí el agua en los ojos no me dejaba anotar...

Poco sabía entonces de todas las fibras que podía tocar una vieja casona en las almas de muchos. Hoy, doy gracias por la gente que, a pesar de todo, sigue abriendo la puerta de su vida.



Conocé más de la historia de Tama aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario