domingo, 29 de abril de 2012

Hembras deportivas

Soy mujer, eso está clarísimo. Y no tengo nada contra el género, eso lo aclaro. Tampoco contra el opuesto, no vaya a marcar diferencias; y agrego, aunque no viene al caso, que tengo varios ídolos hombres -entre ellos no está el gordo de la Colombes, pero esa es otra historia-.

La cuestión es que todo esto nada tiene que ver con que unas usen vestidos cortos y escotes y los otros se dejen la barba, aunque los límites estén cada día más difusos -asumo el riesgo de ser tachada de feminista o de machista, dependiendo del lector, por hacer referencia a estos estereotipos anacrónicos-. De esto, nada.

Tampoco interesa resolver la disputa milenaria que intenta responder a "la pregunta": ¿Quién sabe más de "fobal", chicas o chicos?. La solución, por más fascinante que fuera, no cambiaría ni un ápice de la situación que nos concierne: la necesidad artificial de los productores de programas deportivos argentinos de colocar a una señorita en sus, de lo contrario, tan varoniles paneles.

No quiero agredir a la producción de la vecina orilla solo porque es gratis, pero tampoco es mi culpa que tengan un periodístico deportivo por habitante. Como autocrítica, no soy asidua consumidora de la TV nacional como para emitir un juicio. En fin, que las minis y las cabezas rubias están más presentes en Fox y en ESPN hoy que la propia pelota.

Y eso está muy bien. ¡Aguante la apertura del mercado laboral para las mujeres! También en la televisión y, porque no, también en el deporte. Ahora, tampoco es cuestión de llenar un vacío anatómico a toda costa.

El objetivo del productor es evidente: tres horas de programa más un amplio público masculino es igual a la necesidad de unas piernas largas y depiladas para mantener vivo el interés. Y, mientras que el gremio de las panelistas siga eligiendo representantes que solo hablen del diseño de las camisetas, la lógica del calendario de taller mecánico va seguir vigente.

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